TURISMO CARRETERA: Oscar Castellano y su visión actual
«El TC de hoy tiene la ‘piel’ con forma de Ford, Chevrolet, Dodge y Torino»
El tricampeón de TC, entre 1987 y 1989, mantuvo una charla amena con Campeones, durante la cual analizó la actualidad del automovilismo, repasando sus vivencias en los duelos con Roberto Mouras y evaluando en presente reglamentario de la categoría.
Piloto, constructor y preparador. Todas esas facetas ha cumplido Oscar Roberto Castellano en su actividad en el automovilismo deportivo, desde sus inicios a fines de la década del sesenta en las Cafeteras, con el International conocido como «La Laucha»; su paso por la Fórmula 2 Nacional a mediados de los años setenta, y luego su exitosa campaña en Turismo Carretera entre 1981 y 1991, logrando tres campeonatos consecutivos: dos títulos con Dodge (’87/’88) y Ford (’89), en los años en los que mantuvo una épica rivalidad con Roberto Mouras.
El loberense habló sobre su campaña y también de sus actividades agrícolas, las cuales alternó -y aún lo hace- con su faz deportiva, entonces acompañado por su padre Néstor, quien falleció a fines del pasado mes de abril a los 99 años, y hoy con su hijo Jonatan, quien se destaca con la marca Dodge en TC y compite en Turismo Nacional, con Toyota Corolla.
Castellano no dejó tema sin tocar, y se refirió a cada uno con su habitual fluidez, dedicándole una didáctica explicación a cada consulta.
EL REGLAMENTO DE TURISMO CARRETERA
«No reniego de esto, pero la esencia del preparador se desdibuja y pasó a ser la de un armador de calidad», indicó el tricampeón de la especialidad, al referirse sobre el presente de los motoristas ante la nueva etapa que se inició en 2015 con los motores multiválvulas, en donde el desarrollo es limitado ante la estandarización de los componentes.
«A partir de la aparición de los motores multiválvulas me empecé a retirar. Somos varios preparadores en el país que desarrollamos los elementos de la nada y ahora, ese encanto que es mi esencia ya no se puede hacer, pero lo acepto porque es lo que se impone», admitió sobre una de las razones que motivaron su retiro, e ir mermando su dedicación a la preparación de los impulsores de TC.
Consultado sobre su visión del reglamento con el cual se cerró el año de TC, Castellano aseguró: «La realidad en la pista es que Torino y Ford están fuertes, y luego estamos Chevrolet y Dodge. Ahora, si miramos el campeonato final está inverso, pero es por circunstancia y no por realidades. Veremos el año que viene cómo sigue, pero hoy está así».
Su experiencia de haber disputado tantos campeonatos como piloto, primero, y luego como preparador, lo avala para analizar las diferentes modificaciones en los reglamentos. «El TC ha hecho unos tres cambios importantes en su historia. Comenzó con las cupecitas, luego se pasó a los autos compactos que era el TC A, que fue el inicio de este TC y tuve la posibilidad de hacer ese cuando era el auto de calle y lo íbamos armando respetando su estructura, teníamos que manejarnos con los mismos anclajes de origen, y mucho más no se podía trabajar», repasó.
«Y a partir de ese cambio se llegó a esta nueva etapa, en donde los chasis se arman inversa, primero se monta toda la estructura homologada y provista por la ACTC, y luego una ‘piel’ que tiene forma de Ford, Chevrolet, Dodge y Torino. Junto a este cambió importante, están los motores en donde dejaron de existir los ‘varilleros’ hasta este actual con válvulas arriba. Esos fueron los tres cambios históricos que hizo el TC», aseveró Castellano.
SU VICTORIA MÁS RECORDADA
Al repasar uno de sus 27 triunfos, Castellano resaltó aquél que le dio una gran satisfacción: la Vuelta de Necochea, la primera que consiguió el 24 de octubre de 1982, con el recordado Dodge «101». «Fue una victoria sorprendente, porque no creía que el auto anduviera tan bien. Estábamos en los inicios nuestros y no tampoco estábamos bien organizados; entonces, las comunicaciones eran con carteles en boxes, y no teníamos uno bien logrado. Me marcaban ’10’ o ’10 y fracción’, lo cual creía que era una diferencia mínima y empecé a apurar, y cuando pasaba por boxes mi papá me hacía señas que levantara. Gané por más de un minuto y al bajarme del auto se me acercó y preguntó por qué venía ‘colgado’ y le dije que entendí que eran diez segundos, cuando en realidad iba por más de un minuto. Ahí cambiamos el cartel», explicó.
LA MAGIA DEL TC EN LA RUTA Y LA RADIO
«Aquél TC era muy mágico. Hacíamos el auto por las noches, con los amigos y las peñas. Tenía el encanto de la ruta, de la transmisión radial, y la imaginación del espectador que estaba en el circuito y del oyente, que se formaba una película escuchando el relato del avión, y a partir de ello se entraba la imaginación de cada uno con las maniobras. Esto facilitaba la creación del ídolo, algo que hoy es más difícil porque la TV muestra tantas cosas que se acaba esa imaginación porque uno lo está viendo», recalcó el «Pincho», entre esa conjunción que se forjó entre el TC y la radio cada domingo en los semipermanentes.
«CON MOURAS FUIMOS LOS RIVALES MÁS DUROS DEL TC»
«Yo escuché de los duelos de Fangio y los Gálvez. Tal vez eso no fue tan duro como el nuestro, con Roberto Mouras. No nos perdonamos nada, porque cada uno defendíamos lo nuestro, y llegábamos a los extremos, pero no nos reprochábamos como pasa ahora por un roce. ¡No pasa nada, viejo! Fue un ciclo muy bueno y rico, pero sufríamos bastante la situación porque lo hacíamos con mucha pasión e íbamos al límite. Hoy no me arrepiento de nada de aquello, como también pienso que Roberto tampoco», admitió Castellano.
La paridad de aquellos años, en donde ambos corrieron con Dodge, hizo parecer que cada uno de sus autos estaban armados en el mismo taller. Cabe recordar que Mouras era preparado por la dupla que conformaron Omar Wilke con Jorge Pedersoli, San Martín (Buenos Aires), y Castellano junto a su padre lo confrontaban con el coche hecho en Lobería.
«Al principio nos costó alcanzarlo, pero fuimos emparejando. Era de no creer, si lo hacíamos en el mismo taller no creo que anduvieran igual. Era increíble. Mi acompañante me contaba que cuando estábamos a la par con Roberto ¡hasta los cuentavueltas estaban iguales!»
«Roberto era de conducir muy concentrado, él manejaba mirando hacia adelante. En cambio con Jorge Martínez Boero era diferente, porque con el ‘Gaucho’ nos íbamos haciendo señas, turnándonos para ir adelante o atrás en la succión», destacó sobre los dos campeones que dominaron en la primera parte de los ochenta.
Durante la entrevista destacó el nivel del taller de Ricardo Juncos y su presencia en IndyCar. «Hay que destacar adónde está y su empuje y emprendimiento tras haber llegado sin nada», señaló sobre el presente del argentino. También se refirió a la próxima intervención de Agustín Canapino en Daytona, y repasó aquella «Misión Argentina» que organizó la ACTC en 1993.
SU RETIRO DEL AUTOMOVILISMO COMO PILOTO
«Fueron distintas cuestiones que se fueron juntando. Mi etapa fue corta en TC, en diez años, pero fue muy duro, muy violento, en donde los resultados a uno lo lleva a una exigencia mayor. Esto hizo que me llevara a decidir dejar cuando pude seguir unos tres o cuatro años más», indicó sobre su decisión de dejar de manejar los TC y correr por última vez en diciembre de 1991.
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